lunes, 6 de julio de 2015

Crónica de la V Nocturna Villa de Montejaque.

El pasado sábado 4 de julio se celebró una edición más de este trail “serrano”, un recorrido circular de casi 30 Km con salida y llegada en Montejaque, discurriendo por caminos y pistas forestales. En mi caso era la primera vez, y además sin experiencia previa en pruebas de trail con este kilometraje, ya que las que he realizado hasta la fecha siempre han sido de más de 100 km.

Entre luces de frontales y con puntualidad inglesa se dio la salida de la modalidad MTB a las 22:15 y quince minutos más tarde, a corredores y marchadores. El ambiente excepcional, y mucha gente animando hasta que ya salimos del pueblo, para adentrarnos en pistas de tierra con un terreno salpicado de pequeñas subidas y bajadas, a lo largo del camino del Pantano de Montejaque hasta la finca de los Cucaderos en el cruce de la finca el Quejigal, donde se encontraba el primer avituallamiento. Al principio llevé un ritmo aproximado de 5´20 min/km hasta llegar al primer avituallamiento situado en el km 6. La verdad es que la carrera me la planteé por tramos, como en la UTSB, de manera que al llegar al tercer avituallamiento (km 18) empecé a hacer la cuenta atrás.  Por cierto, primera carrera en la que participio en que ofrecen…¡sandía!. Como curiosidad, comentar el vaso metálico que nos entregó la organización a los participantes para usar en los avituallamientos, ya que los vasos de plástico estaban limitados a los primeros 50 corredores.

Pasado el primer avituallamiento, seguimos con 5 kilómetros de ascenso con rampas entre el 4 y el 14% hasta llegar al puerto de Mercancinas.  No sé si fue por esto, por la cincha de la mochila sobre el estómago o el tragar aire cada vez que aspiraba del tubo para beber, pero empecé a sentir nauseas y gases, malestar general que no me abandonó en lo que me quedó de carrera y que no me permitió ingerir nada de sólido al finalizar.

A partir de ahí  hicimos un descenso de 1 km con rampas de hasta el -23% hasta llegar al segundo punto de control, algo peligroso ya que aquello ni siquiera se podía calificar de vereda y además estaba repleto de piedras sueltas, con lo que el riesgo de caídas era muy alto. No obstante, puedo decir que en esta bajada adelante a tres ciclistas. ¡Qué máquina!.

El siguiente tramo empezaba con una ascensión, para luego alternar con distintos desniveles y descender por una cañada hasta el camino del Pantano donde se encontraba el tercer punto de control y avituallamiento, habilitado además como punto de escape hacia el pueblo para aquellos que no se encontrasen en condiciones de continuar. Este tramo es uno de los que más me gustó, ya que tenía muchos toboganes discurriendo entre estrechos senderos.

De aquí al vaso del pantano en el que hay un tramo de arena en el cauce principal al pasar por el cañón de los Castillejos y llaneando hasta llegar a la base del muro de la Presa de los Cabaleros. Aquí ya me encontraba bastante fatigado, y la arena hacía muy dificultoso el avanzar, así que decidir andar y guardar las poquitas fuerzas que me quedaban para el final.

Luego ascensión de 1 km con pendientes de 26% nos llevará al llano y el cañón de Mures y tras un descenso con rampas del -20%, donde estuve a punto de  besar el suelo, ya que perdí el equilibrio al meter el pie en un bache. Así hasta llegar al último avituallamiento, donde me tome un par de aguas fresquitas y un aquarius, todo de “garrafa”. Le comento a uno de los voluntarios “ahora empieza la broma” con un poco de ironía, a lo que me contestó “son sólo 2 km”. Creo que lo dijo para dar ánimos al personal, así que le sonreí con complicidad porque esta subida ya la he hecho en los 101 y sé que son el doble.

Total que quedaba la subida a la ermita, una ascensión con unas rampas de hasta el 28%. Casí ná, y encima de postre. En plena subida tuve que hacer un par de amagos de parada, ya que iba justito, y la subida no daba tregua. Me adelantó aquí una pareja a la que volví a pasar antes de comenzar la bajada del zigzag de la ermita. Eso sí, al llegar a la carretera, no se veía indicación alguna y como tampoco llevaba ningún corredor por delante que me orientase, decidí esperar y por tanto perdí lo adelantado. En el siguiente cruce más de lo mismo, así que me uní al cuarteto que adelanté en la ermita y no perderme más. Al final entrada en meta entre aplausos, corriendo a buen ritmo y finalizando en 3h35min. Muy contento, porque me había planteado un máximo de 4 horas. Posición 58 de la general masculina, entrando con la segunda y tercera clasificada de mujeres.