lunes, 11 de enero de 2010

Crónica de la XVIII Ruta Carlos III Ciudad del Sol

Ayer domingo se disputó entre las localidades de La Luisiana y Ecija, una nueva edición de esta carrera popular batiéndose un nuevo record de participación con un total de 1090 inscritos. El recorrido, de 25,6 km, a primera vista plano no lo resulta tanto en la práctica ya que a excepción de los últimos kilómetros el resto son largas rectas picadas hacia arriba. La mañana no comenzó muy bien, posiblemente como aviso previo a la lo que me sucedería después. A la hora de recoger mi dorsal, éste no aparecía por ninguna parte, así que me tuvieron que hacer uno nuevo. La salida se dio a eso de las 11. Digo a eso de las 11 porque no me importó mirar mucho el reloj. Bastante tenía con aguantar el frió que hacía. Abrigado hasta las trancas, con manga larga, chubasquero, braga y gorro. Si en la media de Los Palacios hizo frío, a esto no sabría como llamarlo. Salimos tranquilos metidos en el grupo Juanma y el que suscribe. Así llegamos al primer pueblo, donde había gente animando a pesar de las inclemencias. Después de esto nos adentramos en carretera abierta. El paisaje era bastante desolador, con mucho frío y mucho viento, y sin nadie animando. Seguimos haciendo kilómetros. Por el pulsómetro, no iba muy bien de tiempo, sólo 30 segundos en total de lo que sería un ritmo de 5 min/km, lo cual se mantenía como una constante, cosa que me traía con la mosca porque a esas alturas en Los Palacios ya iba con mucho menos tiempo. Sin embargo la sensación de esfuerzo era la misma o quizás más. Después de varios kilómetros, llegando al 15 más o menos, entro en barrena. Me siento las piernas pesadísimas hasta el punto de casi no poder doblar las rodillas. Más que correr llevo un trote cochinero, y Dios gracias, con el viento que llevamos de costado. Lo que más me apetecía era parar y andar, pero ahí estuvo Juanma dándome ánimos y poniéndose delante mía para protegerme del viento. Con este panorama me quedaban 10,6 km de puro sufrimiento. Así poco a poco, hasta llegar al km 23 creo recordar donde Juanma decide avanzar más rápido. Yo le digo que siga sin problemas. Yo llego seguro por mis eggs. Estos últimos kms son en bajada, por fin, aunque son adoquinados (vaya tela). Al final entro en meta, con un tiempo de 2h 18min y pico, helado de frío y con las piernas duras como piedras. Justo después de pasar por meta me entregan la bolsa regalo y un trofeo (¿se habrán confundido?, ¿seguro que esto es para mi?). Vaya sorpresa. Ojalá no sea la última, jeje. Comparativamente hablando, en 4,6 km de recorrido invertí más de 38 minutos, en relación de la media de Los Palacios. Esto da idea de lo cascado que fuí. En fin, la próxima irá mejor, espero.

Para finalizar, me voy a quedar con dos cosas: la primera, que no se puede ir a las carreras sin entrenar. Así me fue. La segunda, que durante más de 10 km he sido capaz de sufrir como un perro hasta poder alcanzar la meta.

Por último, la anécdota del día: a la vuelta he visto nevar por primera vez en mi vida. Fantástico, precioso. Quién lo diría por estas latitudes.

Posdata: nunca, nunca, nunca te rindas.

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